Anuncios
Elecciones México 2024:

Cobertura Especial | LO ÚLTIMO

Los cuatro oros de Carl Lewis, el "Hijo del Viento"


La meta era simple en su definición; lo que parecía imposible era la ejecución. Se trataba de ganar cuatro medallas doradas olímpicas en los 100 y 200 metros, la prueba de salto en largo y la posta de 4x100 con el equipo estadounidense, al igual que lo había hecho Jesse Owens 48 años atrás.

Que nadie lo hubiera logrado antes o después del mismísimo Owens (en los Juegos de Berlín 1936) no disminuía las expectativas en cuanto a lo que pudiera suceder con el enorme Carl Lewis en la edición de Los Ángeles 1984: todos querían ver cómo el oriundo de Birmingham alcanzaba tremendo logro. Luego de observarlo en la pista, con su porte de locomotora –las rodillas altas y los brazos extendidos–, el público interesado creía que sólo hacía falta que se presentara en cada competencia para completar el trámite de colgarse las medallas. Sin embargo, no fue tan sencillo.

La presión de que esta gran oportunidad llegase justo en los Juegos que se llevaban a cabo en su país colmaban a Lewis de una casi insoportable ansiedad. Toda la enorme misión que se proponía se convertiría en fracaso con sólo dejar caer el testimonio durante la carrera de relevos. Además, la fatiga de competir en cuatro eventos diferentes en ocho días podía jugarle en contra.

El sueño comenzó bien cuando Lewis venció en la competencia de 100 metros viniendo desde atrás y arrasando sobre el final. Sólo necesitó dos intentos para quedarse con la prueba de salto en largo. Con la confianza ganada, estableció un récord olímpico en los 200 metros y se convirtió en el eje del equipo de su país para lograr la última medalla dorada –con récord mundial– en la posta 4x100.

Está claro que ganar un oro olímpico es un logro por el que se trabaja toda una vida y aun así no hay garantías de que eso suceda. Colgarse cuatro medallas de las más pesadas, en cuatro pruebas diferentes, convierten al deportista en leyenda. En el mundo del atletismo sólo hay dos inmortales de este tipo: Jesse Owens y Carl Lewis.